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  • Miguel Argüello Oviedo

Cuidado: Inminente Colapso Económico en Centroamérica



La situación de hoy no es fácil. Imagino ser presidente de un país y estar rodeado de asesores, unos expertos en finanzas públicas y otros en “política”. Otros en temas de políticas públicas y algunos cuantos en temas de salud, educación, infraestructura y ambiente. Unos son pro-empresa, que buscan como no se deteriore la situación para las mismas; y otros en cambio pro lo social, que buscan como garantizarles a los miles de desempleados -que hay y habrá -el sustento mientras pasa la “crisis”. Ambas causas son legítimas.


Son muchas voces en una situación como la que estamos viviendo en nuestros países. Afortunadamente no soy presidente de un país. Sin embargo; sí soy un ciudadano centroamericano preocupado, muy preocupado por lo que está pasando en el mundo y en la región, pero sobretodo por lo que pasará una vez que está crisis (pandemia) finalice. Me hago las siguientes preguntas: ¿Cómo quedará la economía de cada país? ¿Qué planes hay para los miles de desempleados? ¿Qué planes de reactivación económica tienen los países? ¿La región enfrentará más unida está crisis o seguiremos cada país encapsulados?, entre otras.


Me hago las siguientes preguntas: ¿Cómo quedará la economía de cada país? ¿Qué planes hay para los miles de desempleados? ¿Qué planes de reactivación económica tienen los países? ¿La región enfrentará más unida está crisis o seguiremos cada país encapsulados?, entre otras.

Mi criterio personal es que las decisiones que se tomen ahorita marcarán el futuro inmediato. No se deben tomar decisiones o crear programas de ayuda con un corte populista. Aquellas decisiones o programas que lleven un componente de “agradar al ciudadano” para congraciarse y mejorar el rating de opinión no deben ser tomadas. Casi todas las decisiones que se tomen en un momento de crisis, como la que estamos viviendo con el Covid 19, tienen un componente económico que afecta las finanzas públicas y esta afectación recae indiscutiblemente en la capacidad de los países para reactivar las economías. Como diría mi abuelita: “Pan para hoy y hambre para mañana”.


Los gobiernos están en la obligación de explicarles a los ciudadanos de dónde salen los recursos para los programas de apoyo que se ventilan en los congresos. De lo contrario la ciudadanía creerá que hay recursos y no es así. La transparencia es fundamental en estos casos. Los países nos estamos endeudando y no con pocos recursos sino con miles de millones de dólares.


Repartir fondos públicos originados por un endeudamiento -interno o externo -y tomar fondos de otras dependencias para “mitigar” cualquier desbalance en la economía de las familias debe ser muy pero muy responsable. ¿Cuánto le estará costando a cada país otorgar subsidios económicos? En el menor de los casos 25 millones de dólares está gastando Belice y de ahí llegamos hasta 2,500 millones de dólares con Panamá. Claro, el tamaño de las economías tiene mucho que ver y así como es el niño es el juguete. En total la región está aprovisionando más o menos 7,500 millones de dólares para planes de salvamento y asistencia a sus ciudadanos. Con excepción de Nicaragua que no ha creado ningún plan de rescate hasta el día de hoy.


En total la región está aprovisionando más o menos 7,500 millones de dólares para planes de salvamento y asistencia a sus ciudadanos. Con excepción de Nicaragua que no ha creado ningún plan de rescate hasta el día de hoy.

Hay preguntas de rigor que todos debemos hacer:


- ¿Habrá o no impacto en las economías de nuestros países centroamericanos a raíz de los apoyos asistencialistas que están dando o se empezarán a otorgar? La respuesta es SÍ. Habrá un impacto porque el nivel de deuda se incrementará y el déficit fiscal de cada país también. Sin embargo; algunos avizoran un rebote en las economías que hará crecer las mismas hasta más de 5% en algunos casos, no todos. No obstante; no será suficiente para mejorar los niveles de deuda y déficit fiscal que se pueden observar en el horizonte.


- ¿Cómo harán los gobiernos para reducir el déficit fiscal para el 2021? ¿De dónde podrán obtener recursos para financiar su presupuesto del próximo año, incluso cómo terminará este año 2020? Dos preguntas muy importantes. El déficit se debe reducir mediante más ingresos en las arcas del tesoro producto de que la base de contribuyentes se amplía, hay más inversión privada, existe más consumo y el empleo se reduce. Estas variables son más que importantes. Obtener recursos para financiar un presupuesto es no solo contar con recursos internos (impuestos, tributos, etc) sino con financiamiento externo de largo plazo y bajo interés. Pero el otro problema de los países son sus deudas internas y estás deben revisarse, caso Costa Rica, por ejemplo. Así que podríamos estar viendo presupuestos algo desfinanciados y en este año habrán reformas a las leyes de presupuesto en cada país para acomodar las cifras, reducir los ingresos, incrementar los egresos corrientes y legalizar las transferencias que algunas entidades están realizando a los programas de asistencia.


En el mediano plazo cada plan que proponen los gobiernos tendrá un impacto directo e inmediato en las finanzas públicas, un impacto que podrá generar elementos negativos como: desconfianza en la capacidad que tienen los países para atraer inversión; contratar préstamos; maniobrar con sus gastos; y mejorar su posición riesgo país. Toda la ayuda que se está brindando deberá ser pagada en el tiempo por todos. Una de las posibles soluciones para amortiguar el impacto está en convertir parte del endeudamiento interno que se produzca con la crisis a un endeudamiento externo más barato mediante títulos emitidos, pero no todos los países pueden hacerlo porque la calificación de riesgo no les permite actuar por esta vía y este es otro problema. Se tendrá que recurrir a los organismos internacionales, Fondo Monetario, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial como algunos países ya están haciendo.


Toda la ayuda que se está brindando deberá ser pagada en el tiempo por todos.

Obviamente la situación que vivimos es crítica y la protección hacia los más desfavorecidos es importante, pero cabe recordar que la región cuenta con una alta tasa de pobreza y que su clase media se está viendo golpeada. Los “necesitados” en esta crisis pueden ser muchísimos más de los que creemos. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) advierte que 4 de cada 5 trabajadores en el mundo ya está sufriendo las consecuencias de los aislamientos totales parciales de ciudades enteras que muchos gobiernos se han visto forzados a imponer. La cifra es alarmante en el mundo, más o menos 195 millones de personas perderán su empleo entre abril a junio del presente año. Según el informe del organismo -OIT -en Centroamérica se perderán 3 millones de empleos y en América Latina y el Caribe unos 14 millones de empleos.


Según el informe del organismo -OIT -en Centroamérica se perderán 3 millones de empleos y en América Latina y el Caribe unos 14 millones de empleos.

Observemos un poco el bosque, somos 58 millones de habitantes en Centroamérica y de acuerdo con los informes de CEPAL del 2019, un 37.9% vive en pobreza y un 13% vive en pobreza extrema. Esto significa que prácticamente un 50% de la población está en el umbral de pobreza; o sea, 29 millones de personas. También significa que bajo el contexto actual estos porcentajes se verán incrementados. Si los países de la región no son precavidos en sus gastos de asistencia no podrán realizar las inversiones de capital pertinentes para ayudar a dinamizar las economías en el corto y mediano plazo. Esto último se conoce como efecto crowding in o atracción, y considero que los gobiernos deben tomar en cuenta que la situación que se vive no será eterna y en unos 3 a 4 meses estaremos de vuelta en plena actividad y se requerirá poner a los países a producir y buscar cómo esta crisis se convierte en una oportunidad para crecer a tasas superiores al 5% anual. De tal forma que el rebote en la economía sea un verdadero estímulo.


Me preocupa mucho la presión fiscal producida por los fondos de los diferentes programas de asistencia. El deterioro de las economías es palpable desde ahorita. Será un trimestre muy complicado. Todos los sectores económicos se están viendo golpeados. Los gobiernos están viendo reducir sus proyecciones de ingresos fiscales y así; por ejemplo, el déficit fiscal de Costa Rica, se prevé que podrá pasar a poco más del 8% este año. Preocupante. Costa Rica es el país centroamericano con mayor déficit fiscal. Otro que puede verse complicado es Guatemala, está destinando una fuerte cantidad de recursos para asistencia y la situación económica debilitará muchísimo su crecimiento, en términos relativos está destinando casi el doble de recursos, unos 1,400 millones de dólares, de lo que significa su déficit fiscal actual, un poco más de 750 millones de dólares. El Salvador está poniendo en su plan 2 mil millones de dólares y su déficit es del 3% del PIB (con un PIB de poco más de 28 mil millones de dólares anuales). ¿Cómo podrán maniobrar en el futuro? ¿Qué tan atados estarán para movilizar recursos a la inversión de capital? Una incógnita que solamente en el corto plazo veremos cómo será respondida.


Si bien es cierto que los gobiernos están en el deber de apoyar a sus ciudadanos en una situación como la que se está viviendo. También es muy cierto que el deber de los gobiernos estriba en garantizar que el país pueda salir a flote y buscar remontar los problemas y mejorar el desempeño para asegurar un dinamismo económico suficiente que permita, sobretodo en estos casos, que el sector privado absorba en el menor plazo posible a quienes se encuentren en el desempleo producto de toda esta situación calamitosa. Los gobiernos no deben ampliar su nómina pero si deben INVERTIR en programas de capacitación y actualización para los desempleados.


Voy más allá de datos y preguntas, porque considero que:

  1. Es momento para que los congresos y los gobiernos trabajen de la mano. Un verdadero diálogo es indispensable en estos momentos.

  2. Es momento para que se considere planes de largo plazo como fruto del diálogo y enrumbar a cada país hacia el desarrollo y crecimiento sostenido para los próximos 30 años.

  3. Es momento de reformar una serie de leyes que pueden ser un cuello de botella para cada país: Pueden mejorarse las leyes de contratación administrativa del sector público como principal legislación que ayudaría mucho para crear el efecto crowding in o atracción; Los países necesitan inversión de capital suficiente para dinamizar la economía y estos recursos deben asegurarse cuanto antes para iniciar procesos de contratación que tengan como objetivo principal la inversión en infraestructura (vial, hospitales, clínicas, escuelas, agua potable, etc); Se necesitan políticas fiscales que fomenten la inversión en sectores económicos importantes y con ellas que se garantice un mejor desenvolvimiento de pequeñas y medianas empresas para sortear los efectos de las crisis y mejoren la recaudación e incentiven el consumo.

  4. Es momento de devolverle la confianza a los ciudadanos. De lo contrario, sería catastrófico lo que nos pueda ocurrir y la medicina aplicada en estos momentos podrá ser peor, mucho peor que la enfermedad del Coronavirus si no se prevé cómo se reactivará la economía. Hablo de hambre, miseria, pobreza extrema y todos los efectos que esto trae. No todas las empresas afectadas tienen capital suficiente para transitar 3 o 4 meses sin problemas, y aunque lo tengan -el capital -tendrían que hacer recortes de personal y de gastos. Las empresas de turismo por ejemplo se han visto más que afectadas en la región y son estas empresas que dan empleo a miles de centroamericanos, ¿qué hacer?...


Así que, si los gobiernos realmente quieren hacer el mejor esfuerzo entonces que sus planes contengan una alta dosis de cómo se va a recuperar la economía y que se encamine mediante la legislación que corresponda hacia un futuro prometedor. Caso contrario no se le estará dando esperanzas positivas a los ciudadanos sino un puro y burdo asistencialismo, con el cual no estoy totalmente de acuerdo, que terminará cuando los recursos no lo soporten.


 
El autor es Consultor Regional. Especialista en Estrategias y Riesgos Legales. Cuenta con un máster en Derecho Empresarial y un postgrado en Gestión de Riesgos. Tiene especialización en Compliance y Derecho Digital; y posee la Certificación Profesional en Design Thinking (DTPC) y estudios de Critical Thinking en MIT-XPRO




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