Más Allá del Due Diligence: Una Llamada Urgente a Repensar el Análisis de Riesgo en el Venture Capital
- Miguel Argüello Oviedo
- 11 ago
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 12 ago
Resumen Ejecutivo
El venture capital suele basar sus decisiones en métricas internas y due diligence tradicional centrado en lo financiero, legal y operativo, dejando fuera un análisis profundo del contexto. Riesgos regulatorios, factores macroeconómicos, geopolítica o barreras socioculturales pueden volver inviable un modelo, y rara vez se evalúan con rigor. Este vacío estructural lleva a apostar por startups con potencial pero sin resiliencia. El artículo propone integrar el análisis de entorno como capa central, desde el pre-screening hasta el seguimiento, para elevar el estándar del VC, proteger a los LPs y construir portafolios resilientes. La clave: invertir con inteligencia estratégica, no solo volumen.

En el agitado universo del venture capital, donde los fondos compiten por identificar la próxima gran disrupción, el próximo unicornio, muchas decisiones de inversión siguen ancladas a un esquema que privilegia lo inmediato: métricas internas, pitch decks semi-deslumbrantes y validaciones documentales.
Y claro, el due diligence tradicional ofrece una radiografía técnico-legal del negocio: estructura societaria, propiedad intelectual, contratos clave, proyecciones financieras, tracción y cumplimiento básico. Se valora la idea, el equipo, la tecnología…
Pero, ¿y el contexto? ¿Dónde quedan los riesgos estructurales —estratégicos, regulatorios, legales, operativos— del entorno donde esa startup intentará escalar?
Después de leer y leer, veo que al final del día el resultado es una metodología centrada en lo visible, pero ciega ante lo determinante. Ciega ante potenciales riesgos, como que estos no existieran. Una práctica que, aunque necesaria, se ha convertido —a mi criterio— en un ritual absolutamente incompleto. No porque esté mal ejecutada, sino porque está mal enfocada para el mundo actual: un mundo interdependiente, regulado, volátil, donde las condiciones del entorno cambian más rápido que los term sheets.
Con este artículo busco hacer una invitación —más que una crítica— a que inversionistas, analistas y consultores hagamos una pausa estratégica:
¿Estamos evaluando realmente a la startup o simplemente al discurso de su fundador? ¿Estamos entendiendo el terreno donde va a operar… o solo juzgamos lo bien que sabe contar su historia?
Y de forma aún más directa:
¿Están construyendo éxito con inteligencia estratégica, o seguimos apostando por volumen, esperando que una —solo una— salve todo el portafolio de inversión?
El Due Diligence Tradicional: ¿Una Ilusión de Control para estos tiempos?
En dos de los documentos más citados entre nuevos analistas de venture capital —"18 Questions Every VC Should Ask a Founder" publicó en Forbes; y "15 Key Questions VCs Will Ask Before Investing" de Richard D. Harroch and Larry Kane— no aparece una sola pregunta sobre el entorno legal, la supervisión regulatoria o la viabilidad contextual del modelo de negocio. Ni una. Esa omisión no es casual, es estructural.
Se interrogan los pitch decks, pero no se interroga al país, región o expansión. Se evalúa la narrativa del founder, pero no la fricción institucional donde debe operar. Desde mi punto de vista así es como se termina invirtiendo en startups con potencial, pero sin suficiente solidez frente a la realidad.
El enfoque clásico del due diligence se articula en tres grandes planos: el análisis financiero, el legal y el operativo. Su objetivo es validar que la empresa tiene sus papeles en orden, que no arrastra pasivos ocultos y que sus proyecciones cuadran —al menos en excel— con la historia que se cuenta. Pero rara vez se incluye una mirada profunda del entorno estructural, es decir, del conjunto de condiciones externas que pueden convertir una buena idea en un negocio inviable. O que puden convertir un negocio viable en una gran disrupción.
¿Qué suele quedar fuera del radar?
Riesgos regulatorios: Una startup puede tener tracción, pero operar en un país donde su vertical no está regulada —o peor, está sujeta a interpretación ambigua— puede transformarla en ilegal de un día para otro. Y operar sin regulación también es un riesgo, no una ventaja.
Factores macroeconómicos y geopolíticos: Alta inflación, controles de capital, inestabilidad fiscal o cambios abruptos en las reglas del juego impactan directamente en el runway, la bancarización, la retención de talento y la viabilidad de cualquier expansión.
Variables socioculturales invisibles: Una app de préstamos digitales puede escalar en mercados bancarizados. Pero ¿qué ocurre cuando se implementa en zonas rurales con baja conectividad o desconfianza estructural hacia lo digital? La adopción no es solo tecnológica, es también cultural.
Estas dimensiones no aparecen en los checklists tradicionales, pero son las que definen si un modelo es escalable, replicable, o simplemente insostenible. Y sí, durante una ronda pueden surgir preguntas sobre estos temas. Pero aún si el founder responde con honestidad y detalle, nada sustituye una evaluación seria, multidisciplinaria y periódica del entorno en el que se invierte.
Conclusión
HACIA UN VENTURE CAPITAL MÁS ESTRATÉGICO
En síntesis: el riesgo ya no puede ser algo externo ni una incógnita estratégica delegada al azar. No debe ser una variable implícita, asumida o postergada. Debe convertirse en una capa central del análisis, desde la etapa de pre-screening hasta el seguimiento post-inversión.
Integrar mejores prácticas no solo reduce la probabilidad de pérdidas sistémicas. También eleva el estándar profesional de los fondos, protege a los LPs, mejora el acompañamiento a los fundadores y —en última instancia— fortalece el propio modelo de negocio del VC.
La rápida dinámica y las exigencias del día a día nunca deben estar por encima del juicio. Y el juicio nunca debe estar ciego al entorno. Los VCs que entiendan esto dejarán de apostar a la suerte y empezarán a construir portafolios resilientes.
