Resiliencia Estratégica en Startups: Claves para Navegar un Contexto Volátil
- Miguel Argüello Oviedo
- 22 jul
- 5 Min. de lectura
Resumen del artículo:
En 2025, las startups enfrentan un entorno volátil, con más regulación, menor capital y mayores riesgos: financieros, regulatorios, operativos y reputacionales. La era del crecimiento a cualquier costo quedó atrás; hoy importan eficiencia, resiliencia y gestión estratégica. La clave es anticipar riesgos, planificar escenarios críticos, fortalecer cultura organizacional, cuidar la estructura de capital y construir alianzas. Solo quienes se adaptan y responden con inteligencia podrán consolidarse y liderar en un mercado más exigente y competitivo.

El ecosistema de startups en 2025, enfrenta un entorno externo caracterizado sin duda alguna por una volatilidad sostenida, mayor complejidad regulatoria, incertidumbre y condiciones financieras algo adversas. Este escenario no es producto de una coyuntura transitoria, sino de una serie de transformaciones estructurales que redefinen las reglas de juego para emprendedores e inversionistas.
Las startups han dejado atrás la era del crecimiento acelerado a cualquier costo, propia de la segunda mitad de la década anterior, según se desprende de las estadisticas, para enfrentarse a un mercado donde la eficiencia operativa, la gestión del riesgo y la resiliencia organizacional determinan la supervivencia y la capacidad de escalar.
En este artículo analizo las causas de la actual volatilidad, identifico los principales riesgos externos que enfrentan las startups y propongo medidas estratégicas para fortalecer su resiliencia en un entorno cada vez más exigente.
Un entorno desafiante y volátil: las pruebas
Los datos del primer trimestre de 2025, confirman que las condiciones para las startups se han puesto algo más duras. De acuerdo con Carta (Informe completo: aquí), las empresas emergentes estadounidenses levantaron aproximadamente 22 mil millones de dólares en capital, cifra estable frente a los ocho trimestres previos, pero muy inferior al máximo histórico alcanzado en 2021. Según varios expertos este estancamiento refleja la consolidación de un ciclo bajista en la disponibilidad de capital.
Además, las startups enfrentan dificultades para avanzar en las rondas de financiamiento tradicionales. Actualmente, el 46% de las rondas en etapa Seed son “puente” (bridge rounds), una proporción récord que indica que muchas compañías no alcanzan los hitos operativos requeridos para una Serie A formal. Las “down rounds”, donde la valuación es inferior a la de la ronda anterior, afectan ya al 18% de las transacciones, erosionando la confianza de los inversionistas y diluyendo el capital de los fundadores.
Otro dato que me sorprende es la drástica caída en la conversión de rondas Seed a Series A: solo el 15,5% de las startups que levantaron semilla en 2023, lograron una Serie A dos años después, frente al 40,5% registrado en el período 2020. Este fenómeno me parece más que apunta a una congestión en el ecosistema, donde la velocidad y la calidad del avance entre etapas se han deteriorado.
Por su parte, los fondos de capital de riesgo también muestran signos de tensión. Menos del 30% de los fondos del 2020, han distribuido retornos a sus inversionistas limitados. Los indicadores de desempeño (IRR, TVPI) presentan la tradicional curva en “J”, pero con una pendiente más plana y con rezagos atribuibles a la contracción del mercado, la ralentización de salidas y la corrección de valuaciones.
A continuación una muestra del gráfico que CARTA presenta con respecto al punto anterior:

Principales amenazas externas para las startups
El entorno actual exige que los founders comprendan y gestionen de manera proactiva los principales riesgos externos que afectan a las startups. Estos riesgos ya no son potenciales, sino tangibles, y requieren ser priorizados en la agenda estratégica de este segundo semestre y del primer trimestre del 2026.
Riesgo financiero: Las elevadas tasas de quema de efectivo son cada vez menos sostenibles. Las valuaciones alcanzadas en 2021, sí, hace ya cuatro años, han dejado de ser una referencia válida, y los fondos de inversión priorizan la eficiencia y la rentabilidad sobre el crecimiento acelerado. La presión por demostrar tracción en ingresos y sostenibilidad financiera es notablemente mayor.
Riesgo de mercado: La saturación en sectores Fintech, inteligencia artificial y marketplaces ha reducido las oportunidades de diferenciación exclusivamente tecnológica. La ventaja competitiva radica ahora en la calidad de ejecución, la cultura organizacional y la capacidad de cumplir con estándares más elevados. La construcción de un negocio con estructura es lo más importante que debe tener en cuenta. Es ahora, no mañana.
Riesgo regulatorio: El endurecimiento de marcos normativos en materia fiscal, normas especiales al sector, regulación de protección de datos, inteligencia artificial responsable, Fintech y ciberseguridad incrementa los costos de cumplimiento y expone a las startups a sanciones si no actúan con anticipación. Ignorar estas obligaciones puede significar la pérdida de acceso a mercados clave o litigios costosos. El mayor riesgo es que muchas startups dejan algunos temas muy al final y en ocasiones no hay tiempo para corregir.
Riesgo operativo: Las interrupciones en cadenas de suministro, la dependencia excesiva de proveedores únicos y la creciente amenaza de ciberataques representan factores que pueden comprometer la continuidad operativa de las startups y generar pérdidas irreversibles.
Riesgo reputacional: En un contexto de incertidumbre, los stakeholders son menos tolerantes a los errores. Fallos en privacidad, temas fiscales, incidencias que pudiesen haberse prevenido, transparencia o calidad pueden erosionar rápidamente la confianza y destruir valor, incluso para empresas con buenos fundamentales.
Resiliencia estratégica: Adóptala a tiempo
La resiliencia debe entenderse como una cualidad estratégica fundamental, que no solo permite resistir choques externos, sino también reorganizar la empresa para preservar su valor y aprovechar oportunidades cuando el entorno lo permite. La resiliencia se construye a través de medidas concretas que integran estructura, cultura y planificación.
Mapa de riesgos estratégicos: La gestión efectiva del riesgo requiere identificar, priorizar y cuantificar los principales riesgos externos e internos de la startup. Marcos internacionales como ISO 31000 ofrecen un enfoque sistemático para convertir la intuición en acción estratégica.
Planes de contingencia por escenario: Elaborar escenarios para eventos críticos —como down rounds, cambios regulatorios, interrupciones tecnológicas o salida de proveedores clave— permite mitigar impactos negativos y reducir la improvisación en momentos de crisis.
Cultura organizacional adaptable: Las organizaciones resilientes capacitan a sus equipos para tomar decisiones rápidas, promueven la transparencia y fomentan una mentalidad flexible frente al cambio. La resiliencia, además de estructural, es cultural.
Métricas más allá del crecimiento: Las startups deben complementar las métricas de crecimiento tradicional con indicadores de flujo de caja, runway ajustado a escenarios adversos, concentración de clientes y exposición a riesgos tecnológicos o regulatorios.
Redes y aliados estratégicos: Mantener relaciones sólidas con expertos sectoriales, asociaciones empresariales y asesores permite anticipar cambios regulatorios, compartir mejores prácticas y acceder a oportunidades de colaboración.
Negociación inteligente del equity: La dilución excesiva en etapas tempranas puede comprometer el control y desincentivar al equipo fundador. La mediana de dilución en rondas seed ronda el 20%, y rara vez justifica ceder más del 30% incluso en condiciones difíciles. La negociación cuidadosa de términos es parte de la resiliencia financiera.
Reflexión final
Las startups que logran mantenerse en este nuevo entorno no son necesariamente las más innovadoras ni las que cuentan con mayor financiación, sino aquellas que saben interpretar su contexto y reorganizarse de manera inteligente frente a las dificultades. Esa narrativa que se dice del fundador algo heroico incluso que "se arriesga" es reemplazada por la del fundador que evalúa riesgos, planifica diferentes escenarios y resguarda sus recursos estratégicos.
Construir resiliencia no debe ser en absoluto un adorno, sino un techo que protege cuando la tormenta llega, y que incluso permite salir más fuerte.
Las preguntas clave que recomiendo a manera de reflexión y que incluso sirven como guía estratégica son:
¿Qué riesgos críticos hemos priorizado y medido?
¿Cuánto tiempo podemos operar sin nuevas rondas en condiciones adversas?
¿Está nuestra cultura organizacional preparada para responder con agilidad?
¿Nuestra estructura de capital sigue siendo atractiva para los próximos inversores?
¿Tengo la estructura de negocio adecuada?
¿Qué pasa si hay cambios regulatorios en el corto plazo? ¿Cómo podríamos vernos afectados?
Quienes sean capaces de responderlas de la forma más honesta estarán mejor posicionados para consolidarse, crecer y, eventualmente, liderar en el ecosistema.
